«Es tiempo de repensar nuestra relación con el mundo que nos rodea sin ser esclavos de ningún confinamiento»

En Saó nos hemos preparado para hacer realidad esta máxima. Es por ello que este verano queremos que vuestra estancia con nosotros mantenga el equilibrio entre la seguridad y la posibilidad de disfrutar de un espacio y un entorno adaptados a vuestras necesidades, y abriremos el hotel exclusivamente para grupos y familias.

Queremos acogeros, desconfinaros del desazón y haceros partícipes de la magia del reencuentro con la naturaleza y con los abrazos olvidados ante nuestra chimenea, y a la vez haceros disfrutar de un entorno y  un servicio que os permitan relajaros y haceros sentir que el tiempo se detiene entre nosotros.

Hemos invertido un gran esfuerzo en conservar la esencia de una antigua edificación de trescientos años que, después de haber pasado por diferentes usos a lo largo del tiempo, se ha habilitado para transformarse en un pequeño hotel con cinco confortables habitaciones y con todos los servicios que requiere el siglo XXI.

La decoración interior pretende ser simple, detallista y elegante. Incorpora elementos contemporáneos que quieren alcanzar el equilibrio entre la forma tradicional de construir de alta montaña utilizando básicamente la piedra y la madera autóctona y estilos propios de nuestros tiempos.

En Saó somos conscientes de la importancia de la sostenibilidad y el medio ambiente, y es por eso que tenemos especial cuidado en la generación de los mínimos residuos y su tratamiento. Sin embargo, la principal fuente de energía para la generación de calefacción y agua caliente es una caldera de biomasa de última generación, además de dos chimeneas con sistema de aprovechamiento de calor.

Temporalmente cerrado.

Disculpad las molestias.

LA FINCA

La finca, situada en el margen derecho del pueblo de Bescaran (1.350 m) tiene 1,2 hectáreas, la mayor parte de las cuales son de prado de hierba natural, que se mantiene fresca y renovada gracias a los caballos y vacas que pastan.

CLOSETA

El edificio principal en un lugar privilegiado, orientado principalmente hacia el sur y poniente.

Hemos invertido un gran esfuerzo a conservar la esencia de una antigua edificación de más de trescientos años que, después de haber vivido diferentes usos a lo largo del tiempo, hemos habilitado para acoger un pequeño hotel de cinco confortables habitaciones y todos los servicios que se requieren en el siglo XXI. La decoración interior es simple, detallista y elegante, con evidentes toques contemporáneos que logran el frágil equilibrio entre la forma tradicional de construir en la alta montaña, utilizando básicamente la piedra y madera autóctonas, y los materiales y estilos propios de nuestro tiempo.

LA ERA

Antiguamente se destinaba a batir el trigo para separar el grano, que almacenaba, de la paja que se aprovecharía para dar de comer al ganado. También se confinaban para poder atender los trabajos de marcado y curación de los mismos.

Conservando el pavimento de piedra, hoy es una amplia terraza donde poder disfrutar de la calma y el paisaje con un aperitivo.

EL JARDÍN

Está dedicado a un zona de esparcimiento y descanso de los inquilinos donde se puede tomar el sol de manera confortable. Acogemos un jardín con flores, plantas aromáticas, frutos y árboles autóctonos que nos proporcionan una agradable sombra.

Discretamente instalado encontramos la relajación de la bañera de hidromasaje SPA con ducha y caseta para cambiarse de ropa.

Está comunicado por una escalera exterior desde el patio principal y con acceso a pie plano desde la entrada accesible con vehículo a la finca.

EL HUERTO

La abundante agua de riego que brota de las fuentes de Bescaran mantiene húmedo el espacio del huerto. Se cultiva variedad de productos característicos de huerta de montaña. Cultivo puramente ecológico. El consumidor experimentará el sabor ancestral de las verduras que, en el pasado, sólo estaban al alcance de los agricultores que lo cultivaban para el consumo familiar.

También, en buena parte se dedica a una zona de esparcimiento y descanso de los huéspedes, con flores, hierbas aromáticas y árboles frutales. Se comunica por una escalera exterior se del patio principal y tiene un acceso al mismo nivel desde la entrada a la finca, accesible con vehículo.

LA CLOSA

Así se llama el prado mejor ubicado del pueblo, por su orientación hacia el sur, su dimensión y la abundante agua que llega.

El prado está presidido por un peral centenario, considerado como uno de los más antiguos de Cataluña. Mujer sombra y rasero a una magnífica mesa de pino donde se pudo hacer comidas de hasta veinte personas (reserva previa).

En los márgenes del prado podemos cosechar nueces y avellanas, frambuesas y alguna seta.

Al pie de la Closa, SAÓ cuenta con un parking privado para ubicar los vehículos.

Es muy agradable pasear donde tu mascota podrá correr libremente.

TE ESPERAMOS

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